Desde la Raíz
Acerca de este curso
“Desde la raíz” es una invitación a repensarnos acompañadas, sobre un tema que nos convoca y nos interpela a todas: el cuerpo y sus mandatos.
Es un espacio de autoobservación, en el que cada una irá siendo testigo de su propio proceso y sus darse cuenta; en un diálogo profundo con su mundo interno y la bitácora que acompaña el proceso, encontrando los sentidos necesarios en intimidad, al propio ritmo.
Al finalizar cada encuentro se entregará una lista de actividades sugeridas para seguirnos trabajando.
¿Para qué es importante repensarnos desde acá?
Considero que reconocer la mirada crítica del cuerpo como un problema estructural, cultural, que es más grande que la voluntad del Yo, conlleva alivio; a la vez que nos permite dimensionar su complejidad, y comprender que desandar los mandatos es un proceso. En ese sentido, este taller es solo un punto de partida, una estación más del recorrido. No es una solución, para que no pase más. Es el inicio (o la continuidad) a mirar y repensar cómo el mandato de belleza nos interpela y nos condiciona.
Desarmar las implicancias culturales inscriptas sobre el cuerpo y nuestra visión de nosotras mismas, es un trabajo que nos puede llevar toda la vida. Pero sin duda, vale la pena.
Este taller cuenta con tres ejes:
- El mandato en la cultura
- El mandato en la familia
- El auto-mandato
Aclaración: Todo lo compartido no es en contra de una persona y sus elecciones, sino contra un sistema que nos dice que como somos está mal, que nos hace saber todo el tiempo, que tenemos que ser distintas a como somos. No tiene que ver con cuestionar si elegís teñirte o depilarte, y mucho menos con una demanda a que dejes de hacerlo. Es solo un espacio de reflexión para entender qué nos lleva a elegir de ciertas maneras o ciertas prácticas, y no otras. Tal como señala Naomi Wolf en “El mito de la Belleza”, mantener ciertos rituales o prácticas para mantener o mejorar la apariencia, nos asegura sustento, identidad y pertenencia a la comunidad, y es válido querer e incluso necesitar hacerlo.
Tampoco es un juicio sobre la familia o lxs médicos o lxs amigxs. Es la visibilización de cómo el sistema, se mete por todos lados y se nos impone (muchas veces sin darnos cuenta), trayendo frustración. En este sentido, les dejo esta reflexión de Luciana Peker:
“La cultura hegemónica es la frustración permanente de todos los cuerpos, de las muy flacas, de las rubias, de las que no lo son, de las pulposas. La belleza que se impone es la de la frustración, la de estar siempre en falta con tu belleza aun cuando haya modelos más cercanos a ese estereotipo”.
